Francisco Antonio Cano revive en Medellín


Francisco Antonio Cano está dentro de esas personalidades paisas que no pasan de moda. Uno de los mejores paisajistas y retratistas de Colombia que murió en Bogotá en 1935, es ahora recordado por el Museo de Antioquia en el ciclo de conferencias Ante sus ojos que se presenta este mes y hasta marzo a la par de una exposición de sus obras.

El autor de Horizontes (1913), una de sus obras más bellas y que representa la colonización antioqueña a fines del siglo XIX, nació en Yarumal en 1865 y era hijo de un artista y comerciante. Desde muy niño se dedicó a la pintura y a la escultura. En 1883 ganó una medalla por un busto que hizo de Simón Bolívar y que fue otorgada por el llamado Club de los Amigos del Arte.

Aunque más bien agnóstico, dejó varias obras religiosas, las cuales estuvieron entre sus primicias. En 1892 participó en una exposición colectiva en Medellín y pocos años después emigró hacia la capital del país.

Su primer éxito en Bogotá lo constituyó un reconocimiento de la Escuela de Bellas Artes en la Exposición del 20 de julio de 1898. Al año siguiente dejó el país para estudiar en la Academia Julian de París y en otras instituciones francesas que influenciarían su obra. Entre sus profesores se cuentan Jean Paul Laurens, Rafael Colin, Prinet y Constant, entre otros.

En 1901 regresa a Antioquia y publica la revista Lectur2 y Arte con Enrique Vidal y Tobón Mejía. Una década después regresa a Bogotá como profesor de la Escuela de Bellas Artes y director de la Litografía Nacional.

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